viernes, 10 de enero de 2014

Tertulias Literarias Dialógicas



Siempre he sabido que la literatura posee un poder terapéutico, entre otros  muchos, que puede ayudarnos a enfrentar la  vida en todo momento. Hoy he podido vivirlo en la Tertulia Literaria Dialógica que se lleva a cabo todos los viernes en el Centro de Menores Sección IES Consellería. Allí he asistido junto a un compañero del Ciclo Formativo de Integración Social del IES Jordi de Sant Jordi, pues el centro está inmerso en el proyecto de estas Tertulias Literarias desde hace ya tiempo, y este curso quiero intentarlo también yo con mis alumnos del pqpi .
Es grato e interesante abrir nuestras aulas, visitar otros centros, compartir experiencias con otros docentes, aprender de otros compañeros. Es más, creo que debería ser una premisa más a cumplir en la enseñanza. Se aprende muchísimo, se disfruta y abrimos horizontes que quizá están ocultos tras la rutina de nuestras aulas o incluso de nuestro propio centro.
En la Tertulia en la que hemos participado hoy habían elegido como clásico, Capitanes Intrépidos de Rudiyard Kipling. Éramos unas 25 personas entre profes, educadores y chavales, todos habíamos leído el capítulo que tocaba y habíamos señalado el párrafo que más nos había gustado por el motivo que fuera. Ahora se trataba de comentarlo y compartirlo con el resto. Uno de los chavales era el moderador, controlaba perfectamente la tertulia, impresionaba el respeto con que se dirigían unos tertulianos a otros, cediendo la palabra en todo momento. No sé si seré capaz de conseguir eso con mis alumnos de pqpi.
De este modo se ha desarrollado la Tertulia, Los fragmentos elegidos por los chavales y sus comentarios no tenían  desperdicio. El libro también daba de sí, pero en el fondo hemos acabado hablando de la vida. Qué es la literatura, sino retazos de vida que alguien en algún momento necesitó escribir. Ha sido muy emocionante, aunque este libro ya tenía connotaciones sentimentales también para mí, bueno, más que el libro, la película que vi de pequeña con mi padre, más de una vez. Salimos del centro, todo vuelve a su rutina, los chavales preparan la mesa para comer y vuelven a sus vidas. Yo también vuelvo a mi vida pero salgo contenta, la literatura nos ha demostrado lo que es capaz de hacer cuando 25 personas se reúnen alrededor de un libro.