martes, 1 de junio de 2010

EL UMBRAL DE LOS RELATOS



" Tal vez se descuelga de una cornisa donde habita. En la ciudad, cuando los edificios se pierden en las miradas de los más observadores. Allí mora, en los aledaños del encendimiento. Cerca del cielo, a un paso del vacío"

No por escribir sobre las cornisas arrebatadamente alguien pueda creer que las transita. Es sabido que tan sólo los ojos de los más obsevadores las advierten y entonces, tal vez por breves instantes se roza la felicidad. Una vez descubiertas, siempre en lo alto y por azar, es difícil no intentar perseguirlas como a la belleza.
No por desear un cuerpo hasta el alba, o quizá más, alguien pueda pensar que le pertenece eternamente, sino tan sólo intentar eternizar esa noche y creer en las estrellas...eternas. El resto sería absurdo.
 No por sentir la ternura como el gesto que la luna ofrece al mar, alguien deba negarse a sumergirse en sus aguas, tan sólo tratar de no hundirse.
No por intuir una presencia constante resbalando por cada esquina, alguien deba intentar la huída. Las esquinas se suceden, a veces sin saber porqué.
No por conversar largas horas con la mirada y ser capaz de perpetuarlo, alguien deba pensar e intentarlo siempre. No sería auténtico. Sería tan sólo un intento.
No por no creer en los intentos, las premeditaciones, la espera, las persecuciones y la buena intención, alguien deba pensarse más irracional que el resto, sería un engaño.
Tal vez la pasión resida en lo auténtico y ésto es tan sólo una elección, como la mirada perseguidora de tejados, como la piel anudada al deseo, como la suerte de sentir igual que la luna, como la intuición que siempre se constata o la conversación infinita. 

1 comentario:

  1. no sólo hay que desearlo, hay que sentirlo y creerlo. La autenticidad reside en el alma de pocos elegidos...

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