viernes, 11 de julio de 2014

MONÓLOGO INTERIOR... QUIZÁ UNA MEMORIA.






Se cierra la puerta de un aula cualquiera, en algún instituto de cualquier ciudad. Último vistazo antes de entregar llaves y que ya nada nos pertenezca, ni el instituto, ni el aula, ni los alumnos ... pero bueno, menos mal que este es un trabajo vocacional y ya estamos acostumbrados a casi todo, de lo contrario ...

En ese último vistazo me demoro sin querer, mira que me lo tengo dicho, pero nada ... Cómo un aula tan pequeña y tan fea, puede guardar tantos momentos entrañables. las anécdotas se amontonan en los cajones, cuelgan de la pizarra y se arremolinan en las esquinas garabateadas. Y allí estoy, plantada, inevitable el flashback. 
Vuelvo a verlos entrar, es lo que tiene la memoria, con sus caras agrias de: "hoy no estoy pa ná profe", sus alentadores comentarios "yo eso no lo sé hacer profe" o "pero no ves que llevo suspendiendo desde 1º de ESO" y así empezamos a "conocernos"... !cómo costó!.
Pero este aula no alberga todos los recuerdos, era imposible permanecer todo el tiempo en ella, había  que salir, explorar las posibilidades que nos ofrecía el instituto y una de ellas era el salón de actos, un espacio grande, casi un teatro, donde pudimos hablar de lectura  con una libertad menos constreñida que la que nos ofrecía el aula. También pudimos disfrutar de esos relajados momentos de concentración en que hay que convertir una imagen en mil palabras, bueno, no tantas. Era una de las primeras veces en que como profe disfrutaba viéndolos trabajar a gusto.
Con el  tiempo llegamos a  compartir alegrías y la mayoría de las veces tenían que ver con libros muy especiales, incluso para la profe, y que ese mismo curso, también formarían parte de sus vidas académicas 
No quedó ahí nuestro viaje literario, dimos un paso más y participamos en proyectos poéticos fuera de nuestro blog. También existía vida más allá de nuestro PQPI y ha estado muy bien darse cuenta de ello y poder ver lo que hacían en sus clases otros alumnos. Tanto fue así, que de algún modo nos unimos a ellos compartiendo proyectos que nos hicieron reflexionar sobre nosotros mismos y sobre los demás, expresando por escrito aquello que pensábamos sobre nuestro exilio o el ajeno.
De repente, un buen día Kafka y su Metamorfosis irrumpieron en nuestras vidas a modo de Tertulias Literarias Dialógicas y aquel día el PQPI también se metamorfoseó. Cada viernes a las 8.15 de la mañana comentábamos y grabábamos  nuestras tertulias. Los principios fueron duros, pero comprobar semana tras  semana que leían, cedían la palabra y  se ilusionaban con Radio Kafka, eso, no tiene precio. Hasta llegamos a  celebrar el día de San Valentín Kafkiano, como tocaba. 
El círculo metamorfoseante que formábamos al  comenzar las tertulias ya no está, ha sido suplantado por el orden, el silencio y las filas de bancos, pero yo sigo viéndolo sin casi esforzarme y también escucho lo que ellos mismos dijeron sobre la experiencia de sus tertulias.  

Bueno ... y ahora sí, es hora de cerrar, no sin antes dejar unas palabras que escribí para cerrar el círculo.


CÍRCULO DE PALABRAS
@mjchorda
Como en un ritual que diera paso a una existencia mejor, todos los viernes se reunían a la misma hora. Cada uno portaba su historia, su vida a cuestas, no para compartirla en aquel momento, sino por la imposibilidad de desprenderse de ella.
Se sentaban en círculo y así comenzaba todo. En círculo podían observarse como nunca antes lo habían hecho, acostumbrados a mirarse en fila, de uno en uno, perdiendo toda perspectiva, sin posibilidad de horizonte. En círculo podían mantener la mirada y saberse parte de un grupo predispuesto a compartir.
Les unían las palabras que alguien decidió escribir una vez en un libro, iniciando así uno de los gestos más humanos y desinteresados que han existido, la literatura. Capaz de crear tantos mundos como cualquiera de los componentes del círculo fuera capaz de interpretar al leer.
De este modo el libro comenzó a formar parte de todos y como por arte, de magia empezaron a sentir esa difícil necesidad de autoafirmarse en la palabra y en el otro.
Las ideas de cada uno fluían alentadas por las ideas del resto del grupo y arrastrados por una especie de catarsis intercambiaban puntos de vista, perspectivas que solo afloran en contadas ocasiones, pero eso sí, siempre que nos sentimos parte de algo que juntos hemos construido.

LOS ALUMNOS Y LA LITERATURA SON UBUNTU, LA EDUCACIÓN ES UBUNTU O NO SERÁ.