martes, 7 de septiembre de 2010

CÍRCULO DE TINTA. Historia de un grupo literario



Yo situaría el período de la juventud, propiamente dicho, en torno a la veintena. De los 15 a los 20, uno anda demasiado preocupado obsevándose y observando, a su vez, como los demás le observan y de tanta obsevación, uno se siente demasiado observado como para poder disfrutar de la existencia. Por otra parte, después de los 20, entiéndase, los 30, los 40... etc, aquellos que ya los hemos sobrepasado ya sabemos lo que son... Si bien es cierto que hay quien sigue consevando esa juventud primigenia pasados los 40, incluso hay quien la eterniza. Pero, ahora, hablando en serio y como consecuencia de lo dicho, la juventud queda para mí en la veintena. Los viajes imprevistos, la facultad, los descubrimientos, los amores... y la literatura siempre presente.
En aquella época hubo un jovenzuelo de grandes ideas y mejores hechos, que pensaba (y creo que aún lo sigue haciendo) que no hay nada imposible y tuvo a bien lanzar un llamamiento en Radio3 para juntar a gente que le gustara la literatura y escribir, esa era la única premisa imprescindible. Esa emisora que difundió la noticia tenía programas tan magníficos como los nombres que les otorgaban: "Cuando los elefantes sueñan con la música" o "Caminando sobre la luna". En este último (Emilio, corrígeme si me equivoco) se lanzó el llamamiento que fue dando sus frutos a nivel nacional y la gente se fue agrupando y organizando por ciudades, Valencia, Madrid, Barcelona, Bilbao, Granada... Más tarde, surgió la idea de crear una sociedad literaria, con sus estatutos,número de registro etc... que trajo consigo interminables reuniones burocráticas que frustraban en cierta medida los intereses literarios de todos los implicados. Pero, a su vez también propiciaron las inolvidables acampadas literarias por toda la geografía española, Toledo, Aranjuez, Barcelona, Benicasim, Madrid... y ofrecieron la posibilidad de poner rostro a las personas que sólo conocías por carta. No recuerdo nada más alucinante que recitar, por todo el morro, en un cenador de los Jardines de Aranjuez (con cisne incluído), sin permisos, ni avisos, sólo por el placer de recitar y compartir el momento.
Durante esas idas y venidas, cada grupo se reunía semanalmente e intentaba sacar un boletín de aquellas actividades que realizaba en sus respectivas ciudades. Hay que decir que los de Valencia éramos los más productivos, nuestras reuniones los viernes en la facultad de filología eran sagradas al igual que los recitales por todos los garitos de la época, El Asesino, Bohemios, El Comercial, Matisse y Records de L´Avenir. Cada recital suponía un período de creación a solas, elección de música en conjunto, ensayos y producción casi artesanal de los libretos que se entregaban gratis la mayoría de las veces. Eso era literatura en estado puro y trabajo en grupo, todo por amor al arte, por la literatura y el gusto de compartir. Era increiblemente satisfactorio.
Va por ustedes, señoras y señores pertenecientes a aquel Circulo de Tinta y encantadísima de acudir de nuevo a esta sorpresiva invitación segorbina de la mano de tan buen anfitrión.

4 comentarios:

  1. Pues sí, fueron tiempos interesantes es lo que pasaron cosas que ahora pueden parecer menos llamativas pero que en su contexto me llenaron de vida aquellos años. Quizás (seguro) lo podríamos haber hecho mejor, pero nunca con más ilusión de la que le pusimos. Un abrazo. Emilio

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  2. Retrospectivamente se tiende a pensar que casi todo podíamos haberlo hecho mejor, a mí me pasa. Tal vez haber sacado más rendimiento de tanto trabajo aunque es cierto que la ilusión nunca faltó y fueron más de 10 años. Por cierto me gusta esta nueva fase Círculo-bloguera que hemos iniciado y claro que voy a ponerlo en Textoyou. Nos vemos en Segorbe.

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  3. Vaya, vaya, si aún habremos coincidido en algún sarao de juventud... El asesino y Records de l'avenir, qué tiempos, aunque yo era más de garitos en los que había más punk que poesía :-)

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  4. Igual coincidimos, pero no nos conocíamos. Y yo que no te imagino de punky, me pasa como con el e-book y el cuento de Cortázar. De todos modos debías ser un punk muy letrado a juzgar por tus Sesquidécadas.En realidad los garitos donde recitábamos no eran muy poéticos, la poesía la poníamos nosotros y los cuentos también.

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